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Los Destinos de la Esperanza

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 ¿Por qué  el alcaraván? «El alcaraván, según muchos, es un pájaro que no se hizo para volar porque tiene la cola muy corta y el cuello muy largo; sin embargo, vuela porque tiene cojones, lo mismo que los pilotos del Llano colombiano»,  respondió en 1996, Germán Castro Caicedo,  a un reportero durante el lanzamiento de su libro El Alcaraván.

Y es que cojones siempre han tenido los pilotos y las empresas que como Satena recorren el Pacífico, la selva y el llano de Colombia. La Pedrera, La Chorrera y Tarapacá en el Amazonas; Bahía Solano, Nuquí y Guapi en el Pacífico y Arauca, Saravena, Tame, Inírida, Puerto Carreño y Mitú en la selva y los llanos orientales, son algunas de las rutas que comenzó a volar esta empresa cuando solo iban y venían nativos, funcionarios, uno que otro hippie, un cura, antropólogos y misiones médicas. Hoy son destinos que comienzan a ser visibles y muy apetecidos en el mapa de los viajeros tanto nacionales como extranjeros.

Destinos para la paz

Para Juan Carlos Gutiérrez Pedraza, director comercial de Satena, Colombia está en el mejor y más justo momento por la percepción de seguridad del país, lo que le da una proyección amplia para promocionar esos territorios tan alejados y desconocidos del oriente y el sur colombiano. Arauca, Casanare, Putumayo, Vichada, Guainía, Vaupés, Guaviare y Amazonas, por ejemplo, tienen maravillas que ni siquiera los colombianos han tenido la oportunidad de conocer.

Juan Carlos Gutiérrez, director comercial de Satena.

«Hemos estado trabajando con la comunidad, hemos realizado foros de turismo, paz y desarrollo, nos hemos venido preparando porque turistas nacionales y extranjeros viajen a esos lugares sin ningún riesgo. Se viene haciendo trabajo con Procolombia, Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Vice Ministerio de Turismo en sensibilización de las regiones y en la mejora de la oferta turística», dice el funcionario para quien es importante que toda la cadena logística de servicios turísticos se vaya ajustando a la nueva realidad para lograr un nivel que se acople a las necesidades de los viajeros.

¿Cómo viven este proceso las comunidades de estas regiones? 

«Están felices porque por primera vez estamos poniendo los ojos en ellos. El miedo es cómo va a ser su propia participación y es en lo que hay que tener más cuidado. Queremos que sea prioritaria, integrada a todos los proyectos. Por eso los llamamos destinos de la esperanza, porque queremos que esos lugares que siempre estuvieron en el radio de los destinos que nosotros operamos, servimos y a los cuales volamos, pero por los que no había ningún interés, hoy sean para sus comunidades lugares de la esperanza. Que una nueva dinámica tanto económica, como social y turística llegue a ellos, que esos lugares que hoy por fin son valorados por sus bellezas, también lo sean por la belleza de sus comunidades», concluyó con vehemencia Gutiérrez Pedraza.

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